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Qué es el Modo Monje, la técnica para reducir la distracción tecnológica y aumentar la productividad

Una nueva tendencia anima a incorporar a la rutina diaria ciertos hábitos monásticos que ayudan a enfocar los objetivos, controlar los tiempos de las tareas y conseguir las metas sin dispersarse.

En la actualidad, puede resultar complicado concentrarse para trabajar debido a la cantidad de distracciones que surgen a partir de internet: notificaciones de emails, redes sociales, videos virales, etc. Una persona puede tener hasta 6200 pensamientos en un solo día, según determinó una investigación sobre el cerebro humano publicada en la revista Nature Communications.

¿Cómo dominar esos miles de pensamientos, sumados a las distracciones permanentes de las redes sociales y demás? Con el Modo Monje o Monk Mode. No es una idea nueva pero recibió un impulso en 2020 gracias a “Cómo pensar como un monje”, un libro de Jay Shetty, el monje magnate que aplicó los principios que aprendió en su época en un ashram (meditación, visualización, “perdón transformacional”) a la vida contemporánea.

La licenciada María Gisela Moya, psicóloga e instructora de yoga, cofundadora de Prema, Estudio de Yoga, expresó a Infobae que el Modo Monje es muy interesante porque apunta a un cambio de conducta y a concentrar mi capacidad de atención en un objetivo que es de mi interés”.

Cuando la mente funciona saltantando de un tema a otro, en una especie zapping mental, y no hay nada que la “estabilice”, se habla de “mente de mono”. Se trata de una mente dispersa, sin orientación, desenfocada y, por lo tanto, caótica.

Según la doctora María Teresa Calabrese, endocrinóloga, psiquiatra y psicoanalista especializada en enfermedades psicosomáticas, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), de la misma institución internacional (IPA) y docente de la Universidad de Buenos Aires, explicó a Infobae que la mente de mono es una forma de pensamiento que tiene que ver con el movimiento de estos animales, “de ir saltando de un lado a otro; de liana en liana; de lugar en lugar y eso ocurre cuando nuestros pensamientos van cambiando sin focalizar en uno en especial, sino saltando de un tema al otro”.

La doctora Calabrese sostuvo: “Esto tiene que ver con la dispersión y la cantidad de estímulos de información de los celulares, estos aparatos ‘malditos’, que llevamos siempre con nosotros. Las redes sociales y las notificaciones hacen que estemos más desatentos. Porque, recordemos, que el multitasking no existe, ya que nuestro cerebro está capacitado para prestar atención a una cosa a la vez; sí podemos hacer varias tareas al mismo tiempo, pero no de la misma manera que si nos focalizamos en una sola cosa. En ese caso, no tenemos la concentración al ciento por ciento en la actividad y en ese sentido es que nuestra mente va en piloto automático por las vías facilitadas”.

La licenciada Moya afirmó que esta actitud dispersa causa problemas que pueden afectar en lo laboral y en la vida cotidiana en general: “Por un lado, la mente de mono es dispersa y esto reduce nuestro nivel atencional, lo que denominamos ‘memoria de trabajo’, es decir, la capacidad de enfocarnos en diferentes tareas en un rango corto de tiempo. Nos disminuye la capacidad de decidir a dónde poner el foco y por cuánto tiempo, esto es la atención y la concentración. Esto impacta en la eficiencia, la toma de decisiones, la capacidad de transmitir ideas claras”

Y continuó: “Hay personas que consultan porque no pueden concentrarse para hacer una tarea laboral o para estudiar, y no entienden cuál es el motivo, pero después indagando en consulta se entiende que hay una sobreexposición en redes sociales, la cual genera una cantidad de estímulos que, poco a poco, van deteriorando nuestra capacidad de atención”.

Los 4 pasos del Modo Monje

El Monk Mode es una actitud con la que todos nuestros sentidos están comprometidos con una tarea. Tal como hacen los monjes en su autodisciplina y aislamiento, todos los sentidos se concentran en una tarea, alcanzando un estado de atención plena, que aleja de cualquier tipo de distracción”.

Existe una razón por la que los monjes eligen vivir en reclusión y en silencio: es la mejor forma de concentrarse en los pensamientos internos y alcanzar un estado de atención plena, alejándose de cualquier distracción.

La idea es no tener nada alrededor que quite la atención de la tarea que se va a hacer. Esto significa apagar o silenciar el celular, las aplicaciones, las notificaciones y el correo electrónico para que nada distraiga del objetivo a lograr. Incluso existe una aplicación llamada Monk Mode que puede ayudar a conseguirlo. Pero, ¿cómo se hace?

Uno de los puntos claves del modo monje es que la persona logre desconectarse de las redes sociales por ciertos períodos de tiempos para que pueda alcanzar a completar sus tareas. Se lleva a cabo mediante cuatro pasos esenciales, que se deben aplicar día a día.

  1. Definir un objetivo medible, con fecha de inicio y de fin.

    Por ejemplo, aplicar el modo monje al trabajo diario o a una rutina de actividad física o entrenamiento deportivo.

  2. Construir hábitos. 

    Es esencial que la persona trate de evitar el consumo de alcohol y tabaco, y que adopte nuevas rutinas saludables, como hacer actividad física, mantener una dieta equilibrada, practicar la meditación a diario y descansar las horas necesarias. Estas acciones ayudarán a estar en forma para afrontar los objetivos.

  3. Cero distracciones.

    Esta etapa será un periodo de tiempo, por ejemplo, cuatro horas, en el que se evitarán todas las distracciones: sin celulares, juegos, llamadas e interacciones con otras personas. La idea es estar solos ante la tarea.

  4. Aislamiento.

    Es el paso más complicado de todos, porque requiere disciplina, fuerza de voluntad y la colaboración del entorno. Si se trabaja desde casa, es fundamental informar a las personas con las que se convive de que se va a estar en modo monje.

“El método en sí me parece muy bueno, me gusta que se esté descripto en cuatro pasos”, dijo Moya y agregó: “El primer paso es fijar un objetivo, es decir, qué es lo que yo quiero. El segundo paso es informarle al ambiente que voy a estar en un periodo “monje”, es decir, que me voy a aislar de los estímulos sociales para poder lograr este objetivo. Y este paso es muy importante porque responde una situación que vivimos hoy, que es la gran cantidad de estímulos a partir de pantallas y redes sociales y que produce una reducción en la capacidad de la atención”, expresó la psicóloga.

Finalmente resumió: “El modo monje implica dos procesos mentales. Uno, concentrar mi atención y dos, instalar una conducta de concentración, lo cual es muy positivo”.

Son muchas las técnicas que los especialistas proponen para conseguir aumentar la concentración y la productividad. Entre ellas, se encuentran:

Pomodoro: es un método para mejorar la administración del tiempo dedicado a una actividad. Se basa en trabajar en bloques de tiempo, que suelen ser de 25 minutos, seguidos de un breve descanso. Después de varios ciclos, se toma un tiempo más largo de descanso. Se trata de realizar pausas regulares para mantener la concentración y prevenir el agotamiento.

Eisenhower: es una herramienta de gestión del tiempo para distinguir las tareas que deben resolverse lo más pronto posible y las que pueden posponerse, delegarse a otro responsable o, incluso, eliminarse de la lista de pendientes. Su finalidad es jerarquizar la carga de trabajo. Este método clasifica las tareas en cuatro cuadrantes según su importancia y urgencia, lo que ayuda a priorizar y tomar decisiones sobre qué tareas hacer antes.

Técnica de los dos minutos Se basa en completar inmediatamente tareas que tomarían dos minutos o menos en vez de postergarlas. El objetivo es evitar la acumulación de tareas.

De acuerdo a la licenciada Moya, el yoga, el mindfulness y el budismo son aliados para aplacar la mente inquieta.”Desde la psicología, una práctica de atención plena (mindfulness) se apoya en técnicas de respiración, relajación corporal y meditación”, afirmó la psicóloga.

Establecer un límite de tiempo para el uso de pantallas trae beneficios más allá de optimizar la productividad, como mejorar la calidad del sueño, ya que se disminuye la exposición a la luz azul que emiten los dispositivos tecnológicos.

Esta luz afecta el ritmo circadiano, ciclo natural de 24 horas que regula una variedad de funciones biológicas y fisiológicas en los seres vivos, incluyendo los seres humanos.

En una nota reciente, el doctor Diego Golombek investigador superior del Conicet en la Universidad de San Andrés y en la Universidad Nacional de Quilmes, se refirió a las pantallas: “Un hábito que claramente no ayuda a los ritmos circadianos, es que nadie se va a dormir solo. Todos nos vamos a dormir con pantallas, sean tablets, celulares, tele, etcétera, y resulta que la luz LED de las pantallas, no es inocente, es la verdadera ‘luz mala’, que no es la del campo. Es ‘la luz mala’ porque emite un color, una longitud de onda que estimula máximamente al reloj biológico y le dice que es de día. Así comprimimos aún más nuestro ciclo de sueño”.

Y ¿cuánto deberíamos dormir? Golombek respondió: “Los adultos, un mínimo de siete horas de sueño por noche; los adolescentes, un mínimo de ocho y los niños y niñas un mínimo de nueve horas. La mala noticia es que estamos durmiendo menos que eso, con un montón de consecuencias en la salud, en la economía, en el trabajo, en la productividad y en las tasas de accidentes”.



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